Mayonesa, receta, origen, cine y guerra

Mayonesa, receta, origen, cine y guerra

La salsa mayonesa o mahonesa, como prefieras llamarla, es de las más versátiles y utilizadas en nuestra cocina. A las múltiples variedades de ensalada con las que se puede mezclar, se añaden un sinfín de posibilidades como acompañamiento de carnes, pescados, sandwiches, pasta, arroz. Y, a pesar de los despectivos comentarios vertidos en la afamada película de Quentin Tarantino, Pulp Fiction, hay muchos que hemos aprendido a bañar en ella las patatas fritas, tal y como hacen franceses y centroeuropeos. Qué se lo digan a los belgas y sus famosos conos de french fries aderezados con esta salsa,  que venden por todas partes. De hecho, ellos se vanaglorian de haber inventado las patatas fritas. Le han dedicado hasta un museo! y se quejan muy y mucho de que este mérito se lo atribuyan a los franceses, por eso de su nombre más internacional, french fries. Lo que tiene su origen en un soldado americano que, en la Primera Guerra Mundial,  las bautizó así al recibirlas de un belga que hablaba en francés y que por supuesto las aderezaba con mahonesa.  

Si seguimos con lo que nos ocupa, la mahonesa, su origen procede de España, aunque también el eco internacional se consiguió con los franceses.

Un libro de recetas del siglo XIV ya alude a una receta bastante similiar, denominándola all-i-olí, en catalán. Y parece que esta salsa balear ya se utilizaba también en la Corona de Aragón. Quién y dónde se inventó la mayonesa se quedaría entonces, por estos lares.

Cuando en 1756, el  Mariscal Richelieu  ataca Mahón y los franceses invaden la isla, prueban la salsa all-i-oli, y como les gustó tanto la copiaron, quitándole el ajo tan típico español, pero menos apreciado fuera, y al resultado lo llamaron mahonnaise, por provenir de Mahón.

Y, aunque ahora, podemos encontrarla y comprarla en cualquier parte, nunca sabrá igual si la elaboramos en casa y con un buen aove.

Es sencilla, rápida y sabrosa. Aquí tenéis una receta que os costará menos tiempo y dinero que si la compráis fuera, y el resultado, para chuparse los dedos:

Ingredientes:

– 200 ml de aceite de oliva virgen extra o suave Sandúa, según el gusto que queráis aportar a la salsa

– Un huevo grande
– Zumo de medio limón. Un par de cucharadas.
– Una pizca de sal

Es importante no elaborar mucha salsa porque al no llevar conservantes, hay que consumirla en un par de días y guardarla en el frigorífico.

También hay que prevenir posibles salmonelosis procedentes del huevo, lavándolo antes, porque es en la cáscara donde se depositan las bacterias y sacarlo del frigorífico, justo antes de hacer la mahonesa.

Para no agotarnos en el intento, lo ideal es hacer la salsa con una batidora de brazo. Primero echamos en el vaso de la batidora el aceite de oliva, luego el huevo, una pizca de sal y el zumo de limón.

Primero batimos a velocidad lenta hasta que veamos que la mezcla empieza a emulsionar, después, cuando ha adquirido más consistencia, empezamos a subir y bajar el brazo de la batidora, sin dejar de batir, hasta que se encuentre en su punto de grosor.

La probamos y añadimos sal si es necesario y ya está, lista para comer!

Si no te gusta el sabor intenso del aceite de oliva virgen extra en esta salsa, prueba con el aceite de oliva suave o con el de girasol.

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