Al calor de unos buenos churros

Al calor de unos buenos churros

Con este frío ¿A quién no le apetecen unos churros calentitos, ideales para mojar en chocolate o café?

Así que vamos allá con una receta para hacerlos en casa y controlar al 100% todos los ingredientes que le ponemos, para que sean lo más sanos posibles, dentro de que está claro que no es un plato para consumir muy frecuentemente, por su elevado contenido calórico.

Pero, de vez en cuando, y más cuando el frío aprieta, nos harán sentir estupendamente. Y si te ayudan los niños, conviertes la merienda en un divertido plan familiar, en el que todos vais a disfrutar. Ya lo verás.  Y, lo mismo si lo haces con amigos! Porque los churros gustan a todo el mundo.  Y decir todo el mundo es literal. Es una pasión que se está extendiendo por los cinco continentes. Hasta una de las hermanas Kardashian voló hasta París con la principal intención de degustar unos churros en uno de sus locales favoritos de París! Se pudo ver en uno de los episodios que se retransmite en tv sobre esta afamada familia.

Bueno, aquí no es necesario irnos tan lejos. Sólo basta con desplazarnos hasta la cocina y poner manos a la masa.

Los ingredientes necesarios son muy básicos, porque, al fin y al cabo, la masa de los churros es muy simple:

– 400 ml de agua
– 300 gramos de harina
– Una pizca de sal

-Una cucharadita de levadura o bicarbonato
– Aceite de girasol alto oleico Sandúa

Empezaremos tamizando la harina para evitar posibles grumos o impurezas y mezclamos con la cucharadita de levadura. Al mismo tiempo, ponemos el agua a calentar con un poco de sal y dejamos apenas que comience a hervir.  Si no nos gusta el sabor del agua del grifo, podemos echarle corteza de limón para que se impregne de este aroma.

Cuando haya llegado casi al punto de ebullición, retiramos el cazo y  vamos echando poco a poco la harina al agua, removiendo con unas varillas para que se mezcle y la masa vaya quedando fina.

Cuando la masa esté bien ligada, dejamos que se enfríe en una manga pastelera. Posteriormente ponemos a calentar una gran cantidad de aceite girasol alto oleico. Uno de los mejores aceites para freir por su alta resistencia a altas temperaturas, evita la formación espuma y humos. Y, además, no aporta sabor a los churros.

  

 Cuando el aceite está caliente, lo podemos comprobar echando una miga de pan, comenzamos a manejarnos con la manga pastelera, apretándola para ir colocando las tiras de churros sobre la sartén. Si se te da bien, puedes hacerlo en forma de círculos que vayan rodeando toda la sartén, como los profesionales. Si todavía no eres un artista, vete haciendo tiras individuales  que también quedarán riquísimas.

 El churro debe quedar dorado por todas partes. Vigila que se haga bien por dentro, pero que no se queme tampoco.

Cuando los vayas sacando de la sartén, deposítalos en papel absorbente para que no queden empapados en aceite.

 Rápidamente, para que no se enfríen, los colocas en una bandeja y rocías con azúcar glass o el habitual que tengas en casa. El que más te guste. Combínalos con una taza de chocolate, leche, café, tú eliges y A disfrutar!

 

 

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