Pero, ¿qué es el carpaccio de ternera? Se trata de un plato típicamente italiano. Parece que sus orígenes se remontan a mediados del siglo XX en Venezia, cuando el chef del restaurante Harry’s Bar se lo preparó a una clienta habitual cuando le transmitió su deseo de comer carne cruda, por recomendación médica.
De este modo, ideó un plato a base de finas láminas de carne, aliñadas con aceite de oliva virgen extra, unas gotas de limón y acompañado de lascas de queso parmesano.
Como los colores resultantes, rojo y amarillo, resultaban similares a los empleados por el pintor Carpaccio en sus cuadros, se decidió bautizar con este mismo nombre al plato.
A partir de entonces, las variantes de esta receta han sido múltiples. El carpaccio ya no sólo se hace de cualquier carne roja como ternera, buey, potro, etc., sino también de pescado e incluso de verduras y frutas. Lo similar a todos ellos es que las láminas deben ser casi transparentes, como una hoja de papel. Y entre los aliños podemos encontrar diferentes variedades.
Las únicas contraindicaciones a esta comida son las que presentan las embarazadas, por el riesgo a contraer toxoplasmosis con el consumo de carne cruda.
Aquí os sugerimos esta receta fácil y sencilla de prepar un delicioso carpaccio de ternera casero.
Ingredientes:
300 gr. de solomillo de buey o ternera o redondo
Queso parmesano en lascas
Aceite de oliva virgen extra Gran Selección Sandúa
Sal en escamas
Zumo de 1 limón
Pimienta negra
Hojas de rúcula o albahaca
En primer lugar hay que tener claro que el carpaccio de ternera se hace con carne de primera calidad, libre de grasa y nervios, porque se come cruda y tiene que ser fácil de masticar y con excelente sabor.
Por tanto hay que hacerse con una pieza de solomillo o en su defecto redondo que posee propiedades similares y el precio del carpaccio te resultará más barato.
Para facilitar el corte, el mejor truco es meter la carne en el congelador horas antes. De esta manera, conseguiremos de forma más fácil cortar las láminas al mínimo grosor posible. Recordad que si algo distingue al carpaccio es precisamente esta finura.
Pasadas las horas de congelación, sacamos la carne una media hora antes para que no esté tan dura. Después, cogemos un cuchillo ancho y muy bien afilado y procedemos a cortar la carne en rodajas casi transparentes.
Las vamos colocando en la fuente de servir y salpimentamos. La sal en escamas le aporta ese crujido tan delicioso, pero puedes sustituirla por una gruesa o fina, sino dispones de la otra. Ahora rocíamos el carpaccio con el zumo de limón, que marina la carne. Si no nos gusta el sabor del limón porque puede enmascarar el de la carne, podemos obviar este paso.
Después echamos el queso parmesano en virutas o lascas también muy finas y aderezamos con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra Gran Selección Sandúa. Al tomarse en crudo, el aceite aporta un sabor fundamental al plato, así que elige uno de buena calidad como este que constituye un puro zumo de aceituna de diferentes variedades, picual, hojiblanca…
Para terminar, decoramos el plato con hojas de rúcula o albahaca. También hay quien le gusta decorar con olivas negras partidas en láminas o alcaparras. Tú eliges.
Y ahora ya puedes disfrutar de este plato tan suculento en casa!