Escoged una sal en cristales grandes para que no se disuelva y se quede en el fondo. Debemos encontrarla flotando y en suspensión dentro del fluido de chocolate.
El chocolate más adecuado es que el tenga una concentración del 70% de cacao. Lo diluimos al calor con un poco de agua. En principio para cada vaso bastan tres onzas y una cucharada o dos de agua. Es importante que quede espeso para que sostenga la sal, pero no demasiado, para que sea agradable.
La temperatura es otra importante variable. Una vez servido el chocolate en los vasitos hay que esperar a que temple antes de añadir nada. Primero el aceite de oliva virgen extra Capricho by Sandúa, auténtico aceite de aceituna de Navarra, y luego la sal. Si lo hacemos cuando aun está muy caliente la sal se irá al fondo del vaso y debe estar en suspensión para que la vayamos encontrando de tanto en tanto, entera y crujiente. Se toma con cucharita, para que el placer se alargue y se aprecie despacio todo lo que este vasito contiene.
Ahora que es temporada podemos servirlo con fresas. La fresa lavada y entera para que cada cual haga con ella lo que quiera….tomarla sóla, mezclarla como en una fondue de frutas…