Los motivos principales de que el aceite obtenido sea uno de los mejores de las últimas temporadas, “se debe a que la meteorología ha sido muy favorable”, continúa Laura Sandúa. Un verano 2018 caluroso y seco y muy prolongando hasta bien entrado el otoño, “han propiciado el crecimiento y maduración óptimo de las olivas de variedad arbequina y empeltre que cultivamos en nuestros olivares del sur de Navarra”, dice la gerente de Aceites Sandúa.
De este modo, los aceites de recogida temprana que elabora Sandúa hacia mediados de octubre a partir de las aceitunas que crecen en sus olivos de Ablitas, han conseguido unas “cualidades organolépticas muy destacadas”, subraya Laura Sandúa.
Así, el monovarietal de Empeltre de Sandúa, Capricho by Sandúa, reafirma su sabor agradable y dulce, sin amargor, ni picor y con un toque final a almendra; mientras que el monovarietal Arbequina, con notas a frutas verdes y frescas, presenta un picor y almendrado amargo más pronunciado, pero dulce y fluido al final.
A la calidad de las aceitunas recogidas en esta última campaña, se suma el aumento de los kg., recolectados, ya que cada año crece la superficie de olivar cultivado por Sandúa, que superará en breve las 40 hectáreas. Unos olivares que crecen en terrenos colindantes al río Queiles, una zona que cuenta con una larga tradición en la elaboración de aceites de oliva virgen extra de Navarra, de gran calidad y enorme sabor, gracias a una climatología y condiciones muy adecuadas para este delicioso y saludable producto, conocido como nuestro oro líquido, base de la dieta mediterránea.